22 septiembre, 2010

Dead end.

Los sueños... Una extraña manera de manifestar todo tipo de sentimientos...



- Hora de la muerte... 3:26 de la madrugada.

Desperté. Mi madre lloraba, yo no entendía por que... Revisé mi celular, eran las 4 de la mañana. Mamá recibió una llamada.

- ¿Si? - Al otro lado le respondieron - El está mejor... Ahora está en manos del mejor doctor... Dios...

Colgó, y se soltó a llorar más... Yo seguía sin entender... Intente hablar con ella, pero no me escuchaba... Era como si yo fuera invisible o algo así...

Me quedé mirandole largo rato, mientras ella lloraba... Hasta que mi tía llegó a donde estábamos, y al igual que mi madre, se soltó a llorar...

Entonces lo comprendí. Había muerto. Yo estaba muerto.

Vi como llegaron unos camilleros a levantar mi cuerpo inerte, mientras mi madre y mi tía me tomaban de las manos... El camino por los pasillos del hospital estaba silencioso... Sólo se oían los sollozos de mi madre y mi tía...

Vi pasar a enfermeras y personal que me atendió mientras estuve internado... A los doctores que estaban de guardia... Todos tenían una mirada triste... Algunas enfermeras lloraban, yo no entendía del todo por que... Todos le daban su apoyo a mi madre y mi tía mientras salían de ahí...

La escena cambió por completo. Estaba en un funeral. En mi funeral.

Pude ver a mi familia, ahi, junta... Mi madre, mi hermana, mis primos, mis tios y mi abuelo... Todos ellos tristes, o llorando...
Mi abuelo me llamó la atención... Tenía la mirada perdida en el ataúd donde mi cuerpo descanzaba...

- No debería ser así... - Dijo el, comenzando a llorar - Los padres no deberían ver a sus hijos morir...

Voltée a otro lado, no soportaba verle así... Ví a mis amigos... Todos ellos, todos los que alguna vez estuvieron en mi vida... Aún los que se habían desaparecido... Los que se habían distanciado... Los que siempre estuvieron ahi... Todos ellos, reunidos, para una ocasión tan poco agradable...

Y entonces, la curiosidad me llevó a querer verme a mi mismo. Camine, o eso creo, hasta mi ataúd, y vi por encima del hombro de mi madre... Estaba pálido, vestido con un traje que solo había usado en una ocasión y que mi abuelo me compró... Con los ojos cerrados... Era curioso, parecía que, de cierto modo, estaba sonriendo...

Mis amigos más cercanos se acercaron al ataúd para verme por última vez; iban a cerrarlo después, aparentemente, me iban a cremar...

- Es curioso... - Dijo K, mirandome.
- ¿El qué? - Pregunto Mrs. Brightside.
- Miralo... Se ve tan tránquilo... Casi como si estuviera sonriendo...
Mrs. Brightside me observó detenidamente, y asintió a la afirmación de K, lágrimas corrían por sus mejillas...
- Descansa, Mr. Brightside... - Dijo ella.
- Y que la Fuerza te acompañe, siempre... - Concluyó el.

Comenzó la misa antes de cremarme... Yo no escuchaba bien las palabras del padre, ni las de mi mamá, o las de mi abuelo, o lo que dijeran los demás como 'últimas palabras'... No quería creerlo, no podía ser posible... Yo, habiendo peleado por mi vida, no podía estar ahí, inerte, a punto de ser incinerado... No era posible. De ninguna manera.

Y entonces, comenzó el fuego... Poco a poco, mi cuerpo se hizo cenizas... Mientras todos miraban hacia las llamas que representaban mi último fulgor de vida...

Las cenizas se juntaron en una especie de jarra pintada con algunas frases, y dibujos, cosas que parecían representar mucho de lo que yo pensaba, o viví...

Voltée hacía otro lado, ya no podía ver más... Y entonces, apareció aquello que todos describen como 'la luz'... Caminé sin pensar hacia ella... Era tan llamativa... Poco a poco comenzó a envolverme... Me sentía mejor... Cada vez mejor...
... Y entonces, desperté de verdad.

Eran las 5 de la mañana, aproximadamente, el enfermero en turno iba a tomarme mis signos vitales. Voltée a ver a mi madre, quien medio dormida, me sonrió y dijo:
- Buenos días, cielo...



Alguien me dijo que la vida era sólo un sueño, y que los sueños, sólo eso son...

...

3 comentarios:

  1. ¿Que es sueño y que es realidad?
    No hay diferencia: ambas te pueden elevar pero tambien aplastar.

    ResponderEliminar
  2. No se me ocurrió un lugar más «personal» para venir a escribirte.

    ¿Tienes idea de lo que provoca leer esto justo hoy, a casi tres años de haberlo escrito? Vaya…

    Quiero creer que esto es solamente un sueño. No debiste haberte ido tan… tan así, tan rápido. Me enojo un poco conmigo misma por no haber podido ir a verte estos últimos días, por X o Y razón, y verte solamente hasta un día tan penoso como el de ayer.

    ¡Tenía tantas cosas qué contarte! ¡Teníamos tantas cosas qué hacer! Películas por ver, lugares para ir… Quería contarte de alguien nuevo. Quería invitarte al Miss Aloha de este año. Quería prestarte los libros que compré en la Feria del Libro y otros que he comprado desde entonces –en especial el de aquella autora finlandesa–. Quería que me acompañaras por mis Converse Marimekko. Quería tantas cosas. Y te me fuiste.

    Pero ya estás bien.

    Solamente espero que desde donde estés, veles por quienes te queremos acá. Que nos cuides. Y que pase mucho tiempo antes de reencontrarnos. Mientras tanto, espero verte en sueños.

    No puedo sino darte las gracias por todo, incluyendo lo peor.
    Ah, perdí la pulsera magenta en el velorio, perdón. Supongo que se me cayó en algún momento. Pero conservo la otra, la rojita.

    Descansa en paz, Mique.

    ResponderEliminar